En esta ocasión actuó el novillero con picadores Aitor Darío "El Gallo", y se vio las caras con una vaca en primer lugar y a continuación con un exigente eral.
Acudimos expectantes e ilusionados, como siempre que vamos a la Cabeza de Diego Gómez, pues entrar en casa de nuestro amigo Miguel es sinónimo a la búsqueda constante del toro que humille, de la bravura, de la emoción; en una palabra: SALTILLO.
Aprovechamos para recoger las impresiones del ganadero, en las que quedan claras la exigencia del ganadero y sus preferencias en el proceso de selección:
"La erala acudió 4 veces al caballo, haciéndolo con fijeza y clase, aunque a mi parecer, pecó de un poco de falta de codicia. En la muleta tuvo mucha calidad, temple y la codicia que no había mostrado en el caballo. Llama la atención su fijeza, cómo tomaba los engaños humillando de principio a fin, empujando la muleta".
El eral se probó tres veces en el caballo, si bien le faltó fijeza y no se empleó con celo en el peto.
En cambio en la muleta mostró condiciones óptimas, pues tuvo prontitud, transmisión y fijeza. Haciéndole las cosas por abajo, el toro mostró su gran condición. Tuvo mucha duración y en todo momento fue a más.
Estas son las impresiones de una estupenda tarde de campo, de una tarde de toreo de verdad.
Una vez más, agradecemos a Miguel el trato recibido, pues con su conocimiento, su gran afición, su claridad y su cercanía aprendemos cosas diferentes de este maravilloso mundo.
Fotos:Ivan Gonzalez.
Textos:Jaime Jimenez.
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